Descorro la cortina,
y una luz rosada entra de golpe:
el pruno ha comenzado
a abrir su primavera. Marzo avanza,
y el aire se perfuma con sus flores.
Otra vez el árbol del jardín
me asombra con su mágica alegría
de pétalos rosados y hojas rojas.
No puedo remediar sentirme el alma
bullendo nuevamente entre mis huesos.
Es ver al pruno abrir su primavera,
y sentir otra vez la mía viva
muy dentro de este otoño que me lleva.
La primavera ha venido,
y sé cómo ha sido.
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